Wednesday, October 04, 2006

"Luna"

Estoy afuera de mi casa, la luna radiante, eso me sacó de la cama a la una y media de la mañana, en este mismo momento las nubes celosas cubren el esplendor de nuestra nocturna acompañante.

“Las lunas de octubre son las mejores” dice Anayansi en un mensaje de texto en mi celular, puede que tenga razón, pero creo que la belleza de la luna radica en el estado anímico de cada persona, si no es en buen momento puede ser un elemento deprimente, si se está con la pareja esta puede ser lo más romántico de la noche.

Tengo la dicha de haber compartido con Anayansi la vista nocturna de mi ciudad natal, Torreón (aunque muchos creen que nací en Juárez), ciertamente no recuerdo si la luna estuvo presente o nos espiaba desde su lado negro, pero el admirar la belleza nocturna al lado de alguien igualmente bello es una de las sensaciones más pacificadoras para el espíritu.

En este momento admiro la batalla entre las nubes y la luna, por momentos parece ser opacada, pero esta lucha y asoma su cara entre los huecos dejados por las nubes, tengo mucho sueño, estoy muerto, tengo que despertar en pocas horas, pero hace años que no admiro a la luna desde un punto de vista fuera del telescopio.

Bajo esta luna, en esta noche, regalé una rosa verde, pues su radiante rostro se escondió por un momento y el alcoholizado o drogado vendedor de rosas no me dijo que era de ese color y yo la elegí pensando que era blanca, pues se la regalé a una amiga.

Creo que mi noche no pudo haber terminado mejor, después de un tenso medio día en Radio Torreón, una siesta por la tarde, una nieve y un paseo por la noche en compañía de Claudia, sin dejar de lado la cena y los mensajes intercambiados con Anayansi y Claudia ya cerca de la media noche.

La batalla continúa entre la luna y las nubes, mientras una gran cruz de neón azul enmarca la trágica batalla.

Esta luna me gusta, pero es más de mi agrado cuando se tiñe de rojo, pues me trae recuerdos de la adolescencia, además de parecerme melancólica, triste, abrumadora.

Cuántas historias no habrá visto esa luna, qué trágicos o felices acontecimientos no habrá acompañado, si ella pudiese hablar, qué no nos contaría sobre su diaria fusión con el gran océano.

Ya por último les recomiendo la canción “Luna” de Alessandro Safina, le canta con una pasión pocas veces escuchada para nuestra callada acompañante nocturna.

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