Thursday, September 21, 2006

"Soledad"

6:20 de la mañana, despierto, volteo a mi derecha, no encuentro nada, volteo a la izquierda, la encuentro, ahí está, fría como siempre, cercana como nunca; la soledad.

6:55 de la mañana, conduzco mi bocho, me dirijo a la escuela, escucho un disco de Andrés Calamaro, un cigarro en mi boca y, una vez más, ella, ahora en el asiento del copiloto.

7:10 de la mañana, entro al salón de clases, Comunicación Organizacional, a mi izquierda Alejandro, a mi derecha ella, mirándome fijamente, sus brazos extendidos, me quiere abrazar.

8:31 de la mañana, escribo, me dicta lo que hay en mi pensamiento… ¡lo logró, me ha abrazado!.

En realidad la soledad no es la ausencia de alguien, ella misma en una compañía, es esa mujer gris que te acompaña cuando crees que caminas abandonado por los senderos corruptos y solemnes de la vida, te tienes a ti mismo, la única persona en este pasaje mortal que te conoce a la perfección, sabe de tus deseos, frustraciones y alegrías.

Uno no está solo cuando no hay alguien a tu lado, se está solo cuando no te tienes a ti mismo, cuando te desconoces y eres un extraño frente a esa imagen que se refleja y te muestra lo que eres por fuera, lo que morirá, cuando estás parado frente al espejo.

1:43 de la tarde, sentado, en espera que algún mesero del café me atienda, en eso se acerca esquivando el humo de mi cigarro y pido un capuchino amareto, y sí, ella está sentada frente a mi.

Aunque en este momento estoy solo, socialmente hablando, ella me ha acompañado este día, yo me he acompañado este día, dando vueltas a todas aquellas ideas que atiborran mi cabeza, todos aquellos pensamientos que no he dejado salir, que he encerrado en una prisión ficticia en el fondo de mi conciente.

¿Por qué me ha acompañado la soledad todo el día?, ¿será que ella es la que se siente sola y necesita de alguien a quien acompañar?

La sociedad en la que vivimos estos días siempre va de prisa, corriendo a apagar la lumbre de la estufa, por los niños a la escuela, al trabajo que a duras penas pueden conservar, a la iglesia, de compras, en fin, tantas cosas tenemos en mente que no paramos el reloj emocional un instante y nos detenemos a pensar en ella, la que realmente se siente sola, la que todo el mundo esquiva y hasta aborrecen.

1:51 de la tarde, sigo esperando mi café y una sonrisa se dibuja en mi rostro, ¡no estoy solo!, en realidad nunca lo estuve y ahora soy yo quien la abraza, la consuela y le ofrece un hombro donde descansar.

Es bueno tenerla de compañera, me da la pauta de sacar todo aquello que el tiempo no me ha dejado, mi cabeza está despejada, no hay más nudos que amarren mis pensamientos, cuando los vuelva a sentir seré yo quien le pida a ella su compañía, su grata compañía.

1:55 de la tarde, llega mi café… ella, ella simplemente se va.

1 comment:

Anonymous said...

otro bueno......
en serio k es bien komun siempre leer sobre lo amarga k es la soledad, pero ponerla de esa manera kontadas veces. Estoy de akuerdo kontigo.